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No tienes un alma, tu alma tiene un ser humano, y esto conduce todo el camino de vuelta a Dios. Dios no está dentro de ti, tú estás en Dios. No como un ser humano físico, sino como un pensamiento.
Deja que te lo explique. Cuando sueñas, el sueño sólo existe dentro de tu mente. Ese sueño está dentro de ti. No existe en ninguna otra parte. Lo mismo ocurre con nuestras almas y Dios. Nosotros somos el sueño de nuestra alma. Y nuestra alma es el sueño de Dios. Entonces, si somos parte de un sueño, de una ilusión, y el mundo material es un gran sueño, no tenemos nada, nada nos pertenece, en cambio, pertenecemos a eso que nos está soñando.
Tendemos a apropiarnos de nuestra alma como si fuera algo que nos pertenece. Y a medida que reflexionaba sobre esto en los últimos días me parecía cada vez más interesante. Porque la realidad es que no podría estar más lejos de la verdad. Nuestra alma ha vivido muchas vidas diferentes a través de muchos cuerpos diferentes. Experiencias distintas, pero siempre una misma alma, en continuo desarrollo. Sin embargo, nosotros, como seres humanos, sólo tenemos un cuerpo, una vida, y nunca volveremos a experimentar lo mismo.
Entonces, si retrocedemos un paso más. Nuestra alma tampoco es eterna. Sigue formando parte de la ilusión del mundo. Y al igual que nuestra alma habita en innumerables cuerpos a lo largo de cientos o incluso miles de vidas humanas, Dios habita en todas las almas mientras existan.
Por tanto, pertenecemos a nuestra alma, nuestra alma pertenece a Dios, y sólo Dios es eterno. Por tanto, pertenecemos a la eternidad.
La Eliminación Del Miedo a Través de La Presencia
Sólo este conocimiento debería proporcionarte una sensación instantánea de calma y paz. Casi todo lo que hacemos desde el momento en que nacemos es intentar seguir vivos, sobrevivir. Es por lo que más lucha prácticamente todo el mundo en la vida, por seguir vivo. Sin embargo, al final todo el mundo fracasará en el intento. Este pensamiento asusta. La muerte asusta a la mayoría de la gente. Irónicamente, son las personas que se sienten más vivas y viven su vida al máximo las que tienden a no tener miedo a morir.
Recuerdo cuando era un atleta olímpico, vivía mi mejor vida y estaba plenamente comprometido con la vida. Presente, en el momento, mi mente estaba o bien visualizando activamente el éxito futuro o bien totalmente comprometida con el momento presente. Y a veces incluso ambas cosas a la vez. Y no tenía dudas, ni miedo, y habría estado en paz si hubiera muerto justo en ese momento.
Todos podemos experimentar esa misma sensación, y todo lo que tenemos que hacer es estar aquí y ahora, en mente, cuerpo y alma.
Algunas cosas que puedes hacer para estar más presente son:
- Desconectar de las redes sociales
- Conectar con la naturaleza
- Hacer ejercicio con regularidad
- Practicar la meditación con regularidad
- Seguir una dieta sana y equilibrada
- Recordarte a ti mismo que debes estar presente
Éstas son sólo algunas de las cosas, pero hay muchas otras cosas que puedes hacer para estar más presente. Pero lo más importante es recordar que todo está en tu mente. Al final, es una decisión que tomas en tu mente.
Paz Interior a Través de La Comprensión de Tu Realidad Eterna
Otra parte realmente importante es la comprensión de tu realidad eterna. Todos estamos tan ocupados sobreviviendo y preocupados por no morir que a menudo nos olvidamos de vivir de verdad. Por lo tanto, si todos los días puedes tomarte un tiempo para recordarte a ti mismo y sentir en lo más profundo de tu ser que hay una parte de ti que nunca morirá, esto te dará una sensación de paz reconfortante y tranquilizadora.
Puedes dividirlo en varias partes. Para que te resulte más fácil, primero piensa en tu alma. Cuando tu cuerpo muere y tu personalidad se disuelve en la nada, tu alma sigue viva y, en la mayoría de las circunstancias, habitará otro cuerpo tarde o temprano. La mayoría de las veces no lo recordarás, pero no por ello es menos cierto. La mayoría de nosotros tampoco recordamos el momento en que nacimos, pero eso no significa que no sucediera.
Y entonces, una vez que consigues identificarte con tu alma, más allá de tu cuerpo y tu identidad en esta vida, puedes dar un paso más y sentir en lo más profundo de ti mismo que incluso cuando tu alma muere, en realidad no muere. No desapareces en la nada, te fundes en el “todo”. Y eso es Dios, eso es tu hogar, eso es la iluminación. El tiempo y el espacio dejarán de existir. No habrá un comienzo y un final de nada. Cada momento es “ahora”, inmutable, vida, dicha.
Cómo Ayudar a Tu Alma en Su Regreso a Casa
Espero que puedas empezar a ver cómo tú, como ser humano físico, juegas un papel en este recorrido que tu alma está emprendiendo. Tu alma necesita tu cooperación para que le resulte más fácil encontrar el camino de vuelta a casa.
Entonces, ¿cómo puedes ayudar a tu alma a hacer esto? Como acabas de ver, cuando tu alma se fusiona de nuevo con la Unicidad de Dios, el tiempo deja de existir. “Ahora” significa realmente ahora, sin consciencia de un pasado o futuro pero con conocimiento de todo. Por lo tanto, es lógico que tu alma y tú mismo os beneficiéis enormemente de vivir en el ahora tanto como sea posible. Cuanto más estés aquí, ahora, más fácil será alinearte con esa parte de ti mismo que nunca morirá, esa parte que siempre está presente, no en el tiempo, no en el espacio, simplemente es.
Esto es algo intangible, pero en nuestra percepción, las cosas sólo pueden ser tangibles cuando pueden ser percibidas en el tiempo y en el espacio. Así que no puedo hacer esto más fácil o más tangible para ti. Sólo tienes que sentirlo sumergiéndote en lo más profundo de ti mismo. Y cuando lo hagas, en algún momento empezarás a sentir y a saber que, aunque tu alma está dentro de ti, y Dios está dentro de tu alma, ellos no te pertenecen. Tú les perteneces a ellos, tú perteneces a la eternidad. Y donde no hay tiempo, la eternidad se convierte en “ahora”.
